Bosque

Desde el valle La Paciencia se tiene una de las vistas más bellas del sur de la isla de Tierra de Fuego: dos cordones casi interminables de montañas verdes, cubiertas de bosques de Nothofagus (principalmente lenga al interior y coigüe hacia la costa) y, al fondo, las aguas del lago Deseado corriendo hacia el lago Despreciado, las que desde allí serpentean entre las coloreadas turberas del valle para desembocar al mar en la bahía La Paciencia.

Los árboles que cubren estas montañas conforman los bosques templados sub antárticos más extensos y mejor conservados del mundo bajo la latitud 54°. En Karukinka cubren grandes extensiones que forman una exuberante alfombra verde que se extiende por más de 1.200 km, almacenando grandes cantidades de carbono de la superficie.

A pesar de su valor, pocos esfuerzos de conservación se han concentrado en los bosques de estas latitudes, en comparación con la atención destinada a bosques tropicales. La actividad humana ha afectado a estos ecosistemas desde la época prehispánica. La principal amenaza de los bosques es la presencia del castor; especie exótica introducida en Tierra del Fuego en los años 50 para el desarrollo de la industria de pieles. Los castores han destruido gran parte de los bosques de protección, situados próximos a fuentes de agua. Por más de una década WCS ha liderado y aunado esfuerzos junto a los gobiernos de Chile y Argentina, para generar conocimiento sobre los efectos y estrategias de control de esta especie en los bosques del Cono Sur. 

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