Las turberas son un tipo de humedal de gran valor. A simple vista, parecen una extensa área de pastos de colores, pero en el subsuelo, almacenan dos veces más carbono que todos los bosques juntos. Además, regulan los ciclos hidrológicos que mantienen a los bosques, conservan enormes reservas de agua dulce y funcionan como un filtro natural, porque reducen el transporte de sedimento hacia las aguas subterráneas del parque.
Las turberas más extensas del hemisferio sur están en Chile y Argentina. En el Parque Karukinka cubren 1/4 de su superficie y albergan una biodiversidad riquísima, como insectos, microorganismos, peces, líquenes y la atrapamoscas, una diminuta planta carnívora que se alimenta de insectos que captura con los tentáculos de sus hojas rojizas.
Las turberas del Parque Karukinka están protegidas de la explotación minera desde 2015, gracias a la visión del Ministerio de Minería de Chile que las declaró no explotables debido a su interés científico.