Por décadas, la principal estrategia aplicada desde el mundo de la conservación para frenar la acelerada pérdida de diversidad biológica ha sido la creación de áreas protegidas. Éstas son una herramienta clave para mantener espacios donde la naturaleza pueda mantenerse y seguir evolucionando alejada de la influencia humana directa. Sin embargo, hoy en día es claro que, por sí solas, las áreas protegidas resultan insuficientes para detener y revertir la degradación de la naturaleza. Más aún, lo que ocurre en las áreas protegidas se ve afectado por lo que ocurre fuera de ellas.

Para lograr una verdadera convivencia entre el bienestar humano y el de la vida silvestre, es necesario abordar las causas subyacentes al deterioro ambiental, que surgen de la constante demanda de territorios e insumos para la producción de bienes y servicios para los humanos, haciendo caso omiso de los límites de perturbación que los ecosistemas, y la biósfera en su conjunto, pueden tolerar para poder continuar siendo un espacio que sostenga la vida como la conocemos. Actuar sobre estas causas subyacentes requiere trabajar simultáneamente en los espacios dominados por la influencia humana, así como en las áreas protegidas.

Abordar las causas subyacentes a la degradación de la naturaleza, a través de su incorporación de forma transversal en todos los niveles de toma de decisiones de los gobiernos y la sociedad, es el primer objetivo estratégico de las Metas de Aichi, el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020 por parte del Convenio de Diversidad Biológica, del cual Chile es signatario. Asimismo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, dentro de su objetivo número 8 sobre empleo y crecimiento, llaman a “desvincular el crecimiento económico de la degradación del medio ambiente”.

La estrategia aplicada por WCS, a nivel global y local, para abordar las causas subyacentes a la pérdida de biodiversidad y promover su conservación, es integrar la gestión de la biodiversidad a las políticas, estrategias y prácticas de los sectores públicos y privados. Esto lo hacemos principalmente a través de dos líneas de trabajo: conservación efectiva y gestión de impactos en el sector productivo.