Por ello, con el objetivo de conocer y discutir estrategias, desafíos y oportunidades para la conservación de turberas patagónicas, el Ministerio del Medio Ambiente y WCS Chile organizaron el Seminario Binacional Turberas de Patagonia, gracias al visionario apoyo de The Foundation Manfred-Hermsen-Stiftung for Nature Conservation and Environmental Protection, Greifswald Mire Centre, ENSAYOS y Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Juan José Donoso, jefe de la División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente, abrió el encuentro destacando la importancia de estos ecosistemas y el esfuerzo por avanzar en su conocimiento y protección. “Nos hemos puesto firmemente en el camino de su protección efectiva bajo un modelo de gestión adaptativa”, sostuvo.
“Las turberas son las mayores reservas de carbono natural del mundo, secuestrando el doble de carbono que toda la masa forestal del planeta, unas 500 giga toneladas, o cerca de 450 toneladas de carbono por hectárea. Además de su importancia en la mitigación del cambio climático, es crucial para adaptarse a sus efectos, por medio de la regulación de los ciclos del agua y almacenando, y purificando 10% del agua del planeta. Estos ecosistemas de gran valor se enfrentan a amenazas como el drenaje, el cambio de uso de suelo, las especies exóticas invasoras, como el castor y el espinillo, y la explotación no sustentable de turba y musgo entre otras causas”, agregó.
El largo camino de la conservación
Hace una década, el Ministerio del Medio Ambiente y WCS realizaron la primera reunión binacional de turberas, con participación de muchos actores con quienes se viene impulsando la protección de las turberas hasta el día de hoy. Se han levantado numerosas investigaciones, ejecutado adecuaciones de normativa y diseñado estrategias de zonificación, entre otras iniciativas.
Por su parte, en un trabajo de años, WCS logró la protección de las 80 mil ha de turberas contenidas en el Parque Karukinka, gracias al apoyo del Ministerio de Minería que las declaró no explotables debido a su interés científico en 2014. “Desde el 2004 custodiamos el Parque Karukinka, en Tierra del Fuego, colindante con Argentina con la que compartimos sendas cuencas hidrográficas marcadas por la presencia de turberas. Desde el principio de nuestro trabajo en Chile impulsamos la promoción del valor de estos ecosistemas para el bienestar actual y futuro de la región de Magallanes, del Cono Sur y del resto del planeta”, comentó la Dra. Bárbara Saavedra, Directora de WCS Chile, al inicio del seminario.
Si bien se ha avanzado en el conocimiento y la promoción de las turberas como ecosistemas de gran valor para la vida en la tierra, es necesario concretar esfuerzos en reducir la brecha de conocimiento que existe (contar con un inventario acabado de estos humedales, que considere extensión, profundidad, taxonomía, tipología, o sus contenidos de carbono y procesos hidrológicos), avanzar en su protección efectiva y alinear las políticas con su implementación adecuada en los territorios, entre otra serie de desafíos.
“Ha corrido mucha agua en este río que nace de las turberas patagónicas, y pensamos que ha llegado el momento de parar un minuto, levantar la cabeza, reconectarnos unos a otros, ver dónde estamos y, sobre todo, ver cómo damos un nuevo paso en la próxima década, que nos ayude a fortalecer y escalar nuestro trabajo hacia el reconocimiento, valoración y finalmente la conservación de nuestras turberas. Esperamos seguir construyendo esta senda compartida que nos lleve a la conservación de las turberas de Patagonia. Soy convencida que el espacio común de la Naturaleza y el trabajo compartido de su conservación es también un instrumento de paz y encuentro entre nuestros países”, agregó la ecóloga.
En Chile las turberas se encuentran desde la Región de Los Lagos hasta Magallanes, y a pesar de la importancia que tienen, su superficie total no es del todo conocida. En los últimos 18.000 años estos humedales han almacenado 4,8 gigatoneladas de carbono lo que equivale a lo que Chile emitiría durante 99 años, considerando todas las actividades del país (en base al inventario de GEI al 2018).
Amerindia Jaramillo, jefa Departamento de Ecosistemas Acuáticos, División de Recursos Naturales y Biodiversidad del Ministerio del Medio Ambiente de Chile, expuso sobre la protección, uso racional de turberas y su incorporación en políticas públicas ambientales de Chile. Aquí destacó el compromiso del ministerio con la Ley sobre Protección de Turberas. Esta se encuentra actualmente en segundo trámite constitucional y se fundamenta en tres pilares; considerar a la turbera como un ecosistema integral, fortalecer la gobernanza en la protección y su uso sustentable, y potenciar la incorporación de criterios científicamente validados para la sustentabilidad de estos ecosistemas.
Chiloé y Península Mitre
Otra de las iniciativas a nivel nacional que buscan la protección de las turberas, tiene lugar en Chiloé. El archipiélago alberga alrededor de 11 mil hectáreas del ecosistema, de las cuales, sólo el 0.3% se encuentran protegidas. De este modo, para promover su conservación, se creó la Red de Turberas Protegidas, donde se trabaja junto a propietarios, en generar protección efectiva a estos ambientes clave para el ciclo hídrico en el sur del país.
En Argentina, más del 90% de las turberas de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur se encuentran en la península de Mitre. Siguiendo las recomendaciones de RAMSAR, parte de la investigación en el área se ha enfocado en la determinación de las funciones de los humedales en cada cuenca. Esta zonificación de usos, permite realizar un análisis que facilite la realización de propuestas para el uso racional de turberas a nivel de cuenca o Unidad de Planificación hídrica en el marco de la gestión integrada de recursos hídricos.
A pesar los grandes beneficios de las turberas, tanto global como localmente, queda un largo camino por recorrer para garantizar su protección. Además de la ganadería extensiva, la construcción de obras civiles y el impacto de especies exóticas invasoras en las distintas zonas donde se encuentran estos humedales, se realiza extracción de turba y musgo para producción de sustratos de alta calidad - utilizados en el cultivo de hortalizas y plantas ornamentales - y para uso energético. Actualmente en Chile, existe un proyecto de ley específico que habla sobre la prohibición de su extracción en Chiloé, pero esto no es suficiente. De ahí el compromiso de WCS por trabajar en la protección de la biodiversidad de valor, con herramientas que vienen de la ciencia, la educación y la inspiración, entendiendo la colaboración en múltiples niveles y de las formas más creativas posibles.