Nuevo estudio sobre la ecología de los murciélagos más australes del mundo destaca el alto valor de los bosques fueguinos para la conservación de estas especies.
El Parque Karukinka fue declarado en el 2018 como Área de Importancia para la Conservación de Murciélagos por parte de la Red Latinoamericana del Caribe para la Conservación de Murciélagos, debido al alto valor de sus bosques como refugios de hibernación y de reproducción para las especies más australes de murciélagos.
Los murciélagos tienen mala fama, una que se ha construido durante siglos, en base a información no del todo fidedigna. Se dice que atacan a la gente, que chupan sangre y que pueden contagiar virus, bacterias y hongos que causan enfermedades severas e incluso mortales. Pero lo cierto es que, si bien existen algunas especies que pueden transmitir ciertos patógenos por medio de mordeduras, estos son una minoría; además el ser humano no tendría por qué estar en contacto directo con murciélagos, a menos que se afecte su hábitat. Por el contrario, los murciélagos brindan servicios ecosistémicos como el control de plagas agrícolas y forestales, ayudando a la producción de alimentos, madera y manteniendo también los bosques nativos.
Por esto, para Gonzalo Ossa, Master en ecología, biodiversidad y evolución del Museo de Historia Natural de Paris y director de ConserBat, es importante educar y hacer investigación que sea visible por el público general. Si bien “algunas especies son vectores de enfermedades como la rabia, presentan tasas de positividad que en realidad son bastante bajas”, comenta el especialista. Sin embargo, agrega, “dado que la rabia es una enfermedad mortal, se debe tener precaución y nunca tomar un murciélago con la mano por ejemplo”.
Gonzalo Ossa y su equipo formado por el Dr Joseph Johnson de la Ohio University y el Dr Thomas Lilley del Museo de Historia Natural de Helsinki, visitaron el Parque Karukinka en 2016 y 2017 para ahondar en su estudio sobre la ecofisiología de dos de los murciélagos más australes del mundo: murciélago oreja de ratón de Chiloé (Myotis chiloensis) y murciélago orejudo de Magallanes (Histiotus magellanicus). Su reciente estudio sobre la ecología de estos quirópteros, publicado en Austral Ecology, se propuso conocer cómo estas especies regulan su temperatura corporal en primavera en Tierra del Fuego, período crucial para la reproducción de estas especies dado que es en primavera ocurre el fin de la hibernación y la fecundación de las hembras. Una primera hipótesis fue que, dado que ambas especies deben convivir con bajas temperaturas ambientales, estarían utilizando bastante el letargo diario, e incluso este letargo sería más profundo en días con temperaturas más bajas. “Son animales que se han adaptado a estos climas fríos y temporadas de reproducción muy cortas, lo cual les juega en contra”, dice. Una segunda hipótesis fue que, dado que M. chiloensis es una especie de menor tamaño que H. magellanicus, debiera tener periodos de letargo más extensos y más profundos. El estudio también se propone describir los refugios de ambas especies en los bosques subantárticos.
Búsqueda de murciélagos con radiotransmisores, con el objetivo de estudiar en mayor profundidad sobre su ecofisiologia.
Ossa instaló radiotransmisores sensibles a la temperatura en 17 individuos, localizó 17 refugios diurnos y recolectó datos de temperatura corporal de los murciélagos durante 81 días, también registrándose la temperatura ambiente para determinar su influencia en el uso del letargo diario.
Ambas especies fueron encontradas en árboles de gran diámetro, normalmente vivos, de lenga (Nothofagus pumilio) ubicados en bordes de bosques maduros o al interior de bosques dominados por individuos más jóvenes y pequeños, lo cual significa que estos refugios se encuentran más expuestos a los escasos rayos del sol en estas latitudes.
Los murciélagos brindan diversos servicios ecosistémicos como por ejemplo el control de plagas agrícolas y forestales. En la imagen individuo de la especie Myotis Chiloensis.
Ambas especies de murciélagos utilizaron torpor frecuentemente, presentando temperaturas corporales bajo el umbral de torpor en el 89% de los días (n = 72) y un promedio de temperaturas corporales mínimas diarias de 16.5°C durante el curso de nuestro estudio. La temperatura ambiente promedio fue un predictor significativo del uso de torpor, con temperaturas corporales más bajas y períodos de torpor más largos en días más fríos. La temperatura corporal mínima y el período de torpor no varió entre las especies, tampoco variaron las características de los refugios diurnos.
Individuo de la especie Histiotus magellanicus.
La investigación busca hacer una contribución al conocimiento sobre estas especies de tan mala fama, dado que “existen pocos registros y escasa información sobre la ecología de los murciélagos en el bosque subantártico”, sostiene Ossa. Además, deja explicitada la importancia de la conservación de los ecosistemas de Tierra del Fuego. “En este estudio se realza la importancia de los bosques maduros como refugio de ambas especies de murciélagos”.
Parque Karukinka, laboratorio natural
La conservación de los bosques es crucial en el mantenimiento de poblaciones de murciélagos, en tanto los árboles de gran tamaño proveen microclimas cálidos para ambas especies de murciélagos puesto que reciben una mayor radiación solar. “El Parque Karukinka se presta como un lugar ideal para realizar este tipo de estudios, gracias a las grandes extensiones de bosques maduros de lenga, con caminos interiores, el fácil acceso y las instalaciones donde pernoctar y trabajar”. Por su parte, la WCS nos entrega todas las facilidades para trabajar in situ, dejar material en el lugar e incluso continuar los monitoreos de forma remota gracias al apoyo de los guardaparques.