Columna de opinión de Melissa Carmody, directora Parque Karukinka, WCS Chile. Publicada en La Prensa Austral, marzo 2024
La crisis ecológica y climática en la cual nos encontramos como planeta requiere ser abordada con urgencia, pues, muchos de sus impactos no son reversibles. Esta urgencia significa que deben desplegarse múltiples estrategias, a diferentes escalas geográficas y niveles de organización social, para lo cual todos somos responsables, porque que todos dependemos de un planeta saludable para vivir.
En la historia de la conservación en Chile han existido momentos o intervenciones críticas, lideradas por personas y agrupaciones, que han logrado cambiar ciertas trayectorias de procesos que iban en directo menoscabo de la naturaleza. Hace 20 años, la creación del Parque Karukinka en Tierra del Fuego fue un hito para la protección de las grandes masas de bosques subantárticos, otrora amenazadas por la industria forestal. Esta acción de protección del inmenso territorio que hoy custodia WCS, fue solo el inicio de muchas otras acciones e iniciativas que vendrían, y que hoy consolidan un proyecto de conservación integrado en la Región de Magallanes.
En los últimos 20 años trabajamos por proteger las 90.000 hectáreas de turberas de la amenaza minera, a través de la declaración del parque como área de interés científico para efectos mineros. Ejecutamos en Karukinka el piloto de erradicación de castor más grande realizado en Magallanes, como socios de un proyecto junto al Ministerio del Medio Ambiente, el Servicio Agrícola y Ganadero y la Corporación Nacional Forestal. Creamos el programa de voluntarios más grande de Tierra del Fuego, con más de 250 personas colaborando con el proyecto, y recibimos decenas de estudiantes, visitantes e investigadores cada año. En resumen, hemos tejido redes para sostener colaborativamente el cuidado y restauración de este rincón de Magallanes.
20 años es mucho y a la vez muy poco, todo depende de qué referencia usamos. Si lo ponemos en el contexto de los ecosistemas fueguinos, que llevan miles de años evolucionando hasta lo que hoy conocemos, 20 años parecen insignificantes. Los humedales de turberas comenzaron a formarse hace aproximadamente 18.000 años, el bosque subantártico de Nothofagus se estableció en la Isla Grande de Tierra del Fuego como bioma dominante 5.000 años atrás. No obstante, 20 años de trabajo y compromiso continuo en un territorio, fortaleciendo vínculos con vecinos y comunidades locales, generando espacios de encuentro con los diversos estamentos del Estado, ejecutando acciones de conservación pertinentes y coordinadas con personas clave y con impactos positivos medibles en la naturaleza, es mucho tiempo. Sobre todo, por el esfuerzo y la responsabilidad que requiere sostener procesos y relaciones a lo largo del tiempo, sin lo cual la tarea de conservación no sería posible ni menos sostenible.
Este año conmemoramos el nacimiento de Karukinka, pero también celebramos el compromiso con la conservación del territorio para las próximas dos décadas. El 2024 será de encuentros y reflexiones con la comunidad, con los guardaparques y socios que han sido parte de este esfuerzo colectivo y con todos quienes deseen hacerse parte del proyecto Karukinka en las décadas venideras.