Parque Karukinka contiene reservas de carbono equivalentes a las emisiones de 3 años de Gases de Efecto Invernadero de Chile.
Fotografías: Rodolfo Soto
El incendio forestal, que comenzó el 25 de enero y que hoy afecta a la comuna de Timaukel, en Tierra del Fuego, se encuentra cada vez más cerca del Parque Natural Karukinka, administrado por WCS Chile. Esta situación pone en peligro valiosos ecosistemas que son reservorio de carbono que se ha acumulado por miles de años y que podrían ser liberados a la atmósfera, un escenario que tendría repercusiones no solo para Chile - que se ha comprometido internacionalmente a disminuir sus emisiones hasta llegar a un máximo de 95 millones de toneladas de gases de efecto invernadero para 2030 - sino que a nivel global frente al cambio climático.
A pesar del despliegue de las autoridades regionales, el aislamiento del lugar, lo complejo del sistema ecológico de la isla, la falta de humedad por una sequía prolongada y las pocas precipitaciones caídas en los últimos días, han potenciado el accionar del fuego que se ha expandido rápidamente y sin control, consumiendo hasta ahora 1.300 hectáreas de ecosistemas nativos de bosque y turberas, según registros de CONAF.
El Parque Karukinka, parte del territorio ancestral Selk´nam, alberga cerca de 130.000 hectáreas de bosque nativo primario, de los más australes y mejor conservados a esta latitud en el planeta ( lengas, ñirres y coigües) y 80.000 hectáreas de turberas, que representan el 80% de estos humedales en la isla. Estos ecosistemas son el hogar de animales y aves patagónicos como guanacos, zorro culpeo y variadas especies de aves, como el carpintero negro y cachañas, el loro más austral del mundo, hoy amenazadas debido al avance de las llamas.
Además de la desbordante riqueza ecológica de este parque austral y remoto de 300.000 hectáreas (cuatro veces el tamaño del Gran Santiago) registros de WCS Chile señalan que sus bosques y turberas almacenan, en conjunto, unos 418 millones de toneladas de CO2 (418.200.595 g CO2), que en palabras sencillas, representan un reservorio de carbono equivalente a 3 años de emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Chile, según datos obtenidos del Informe del Inventario Nacional de Gases de Efecto Invernadero de Chile 1990-2018.
Para Daniela Droguett, directora para Magallanes de WCS Chile “sólo la acción enérgica, decisiva y oportuna, puede evitar que este incendio alcance la magnitud de desastres anteriores, como el del Parque Nacional de Torres del Paine (2012), que consumió cerca de 21.000 hectáreas de matorrales y bosques nativos; o el de bosques y turberas en Bahía Torito, en la Provincia de Tierra del Fuego en Argentina que ese mismo año que consumió 1.349 hectáreas”.
Más antecedentes: la importancia de las turberas
Las turberas son un tipo de humedal de gran valor que contiene/acumula materia orgánica en semi descomposición (turba), a la vez que regula los ciclos hidrológicos que mantienen a los bosques. De este modo, conserva enormes reservas de agua dulce funcionando como un filtro natural, que reduce el transporte de sedimento hacia aguas subterráneas y como si fuera poco, es además el ecosistema terrestre más eficiente para el almacenamiento de carbono.
Según estimaciones realizadas por el Dr. Jorge Hoyos-Santillán y el Dr. Armando Sepúlveda-Jáuregui, investigadores del Environmental Biogeochemistry Laboratory de la Universidad de Magallanes y del (CR)2, debido a que en verano el nivel de agua de las turberas baja, dejando expuesta en la superficie entre 1 y 2 metros de materia orgánica combustible, si el fuego alcanzara estos humedales, destruyendo sólo un metro de profundidad de turba, se podrían liberar a la atmósfera 280 toneladas de carbono por cada hectárea afectada. Esto equivale a más del doble del reservorio de carbono en una hectárea de bosque de lenga. Sin embargo, si el incendio lograra impactar una profundidad mayor, las emisiones se podrían incrementar considerablemente, llegando incluso a un máximo potencial de 623 toneladas por hectárea.
Actualmente, el incendio ha alcanzado zonas de turberas, y cuando esto ocurre, la turba puede continuar ardiendo por meses hasta que el ecosistema se sature de agua nuevamente.
Bárbara Saavedra, directora de WCS Chile, ha hecho un llamado a reunir esfuerzos de todos los sectores y agencias, “lo que sea suficiente para desplegar toda la acción necesaria para extinguir este siniestro, antes que alcance proporciones descomunales, y destruya el mayor patrimonio natural existente en la Isla de Tierra del Fuego, motor austral de sustentabilidad, bienestar y combate al cambio climático”.