El 17 de marzo del 2020, debido a la pandemia de coronavirus, el Parque Karukinka cerró sus puertas a visitantes; el equipo de guardaparques se retiró y trabajó desde sus casas en tareas administrativas y sistematizando datos de apoyo a la investigación. Si bien esta medida buscó proteger a las personas de esta enfermedad, se necesitaba una manera de llenar el vacío de perder esa conexión íntima que caracteriza a los guardaparques con la naturaleza. Por lo que se embarcaron en la tarea remota y creativa de plasmar su conocimiento y experiencia en la creación de en Relatos del Parque Karukinka sobre los diversos senderos del parque, los ecosistemas y especies que alberga y las historias que surgen desde estos territorios, incorporando, cómo no, su voz Selk’nam.
Para Melissa Carmody, coordinadora del Parque Karukinka, este “es un trabajo muy bonito, en el cual podrán ver un relato de cada uno de los senderos del parque, incluido un relato para quienes viajan por el camino público (Y85) y por el Seno Almirantazgo, con diversas estaciones en cada uno de ellos, donde se relatan hitos históricos, ecológicos, educativos y de nuestro trabajo de conservación”.
El primer relato es el del Sendereo Pietrogrande: la puerta a los tesoros del Parque Karukinka. A través de distintos hitos, es posible adentrarse en la biodiversidad y la cultura del cerro Pietrogrande, el primer lugar que se escogió para crear un sendero. Con una altura de 497 msnm, posee una vista panorámica del bosque y la estepa, atravesada por el río Rasmussen. Cuenta el relato que la construcción del sendero comenzó en el año 2006 y se demoró un poco más de un año, debido a que en esos momentos el equipo de guardaparques no contaba con vehículos, por lo que todas las herramientas necesarias para la construcción debían ser porteados a pie desde el campamento hasta el lugar de trabajo.
La investigación previa a la redacción de cada relato fue realizada con el apoyo de miembros de la Corporación Selk’nam, quienes aportaron con su visión de los elementos de la naturaleza que son parte de su cultura y con palabras que se creían extintas y han vuelto a la vida del lenguaje. Como cuenta esta historia: “Los primeros habitantes humanos de este territorio fueron las personas que pertenecían a la comunidad Selk’nam. El parque Karukinka, que refiere en lenguaje Selk’nam a “Nuestra Tierra” lleva su nombre en honor a ellos. Para los Selk´nam, las montañas son reencarnaciones o transformaciones de sus antepasados. Cuentan los antiguos, que los primeros Selk’nam no morían, pero cuando estaban cansados, se recostaban a descansar y dormían a veces por mucho tiempo para luego despertar y continuar con su existencia, pero algunos decidían no despertar. Ellos se quedaban inmóviles en su sueño y se convertían en cerros, montañas, ríos, lagos, piedras. Los Selk’nam cuando mueren, viajan a las estrellas, para también se convierten en hoówen. Es por ello que el Selk’nam respeta y cuida toda la naturaleza, porque en cada centímetro de Karukinka o Tierra del Fuego, aún habitan los primeros hoówen o ancestros de esta comunidad”.
El relato presenta las especies y paisajes que, debido a su endemismo y también a la importancia dentro de los procesos ecológicos de la isla, se han identificado como objetos de conservación para el Parque Karukinka.
Lee los Relatos del Parque Karukinka.