Con la publicación del libro “Protegiendo el Símbolo de los Andes: Un Ejercicio de Priorización a lo Largo del Rango del Cóndor Andino (Vultur gryphus)”, en el que participaron 38 especialistas de siete países, se presentan los resultados de un amplio y profundo trabajo de sistematización de los estudios realizados sobre la distribución, ecología y estado de conservación de la especie a lo largo de la cordillera andina, desde Venezuela hasta Argentina y Chile. Su objetivo es promover una estrategia de conservación a nivel continental que asegure poblaciones saludables de cóndores.
Este gran esfuerzo se puso en marcha en el II Simposio Internacional del Cóndor Andino, en Lima, Perú, en mayo de 2015, que contó con el apoyo de Wildlife Conservation Society, The Peregrine Fund, del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR) y el Ministerio del Medio Ambiente (MINAM) del Perú, y donde se identificaron las áreas prioritarias de conservación del cóndor andino sobre la base del conocimiento existente de su distribución y comportamiento ecológico, utilizando una metodología desarrollada por WCS para especies paisaje amenazadas regional y globalmente.
El libro reúne la información científica actual y más importante sobre la especie. Presenta una descripción por país de sus características ecológicas, distribución y tamaño poblacional, las áreas con y sin conocimiento experto, las amenazas más importantes y las unidades de conservación identificadas. En total, se logró incluir 9.998 puntos de distribución del cóndor andino en todo su rango de distribución que, en conjunto con el conocimiento de expertos, fueron la base para la elaboración de los mapas digitales y la identificación de las unidades de conservación por país y a nivel continental.
Los estudios poblacionales realizados en los distintos países han permitido estimar una población de menos de 10.000 individuos en toda el área de distribución del cóndor, sólo entre Argentina y Chile, se estima una población de cerca de 2.000 ejemplares, siendo la zona austral del continente, la que cuenta poblaciones más saludables y en mejor estado de conservación. Las diversas amenazas a su conservación, agravadas por los efectos del cambio climático, no garantizan poblaciones sostenibles en el tiempo si es que no se desarrollan acciones efectivas de protección de la especie. Su baja abundancia natural, su reducida tasa reproductiva y su comportamiento esencialmente social, los vuelve aún más vulnerables a los efectos de la pérdida de su hábitat, la cacería, el envenenamiento, la competencia con perros asilvestrados y, recientemente, los choques y electrocuciones con cables eléctricos.
Se ha estimado un rango de distribución histórica de 3.230.061 km2, que se extiende de forma lineal a lo largo de la cordillera de los Andes. La mayor extensión corresponde a Argentina, Chile, Perú y Bolivia. Los expertos estiman que los cóndores han perdido áreas que representan el 7,3 % del mencionado rango histórico, principalmente en Ecuador, Colombia y Venezuela. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay áreas (34,22 %) en las que los expertos no cuentan con información.
Las 21 Unidades de Conservación del Cóndor Andino propuesta por los expertos cubren una superficie de 1.203.703 km2 (37,3 %) del rango de la especie, 7 de las cuales son unidades de conservación transfronterizas, contribuyendo a garantizar la conectividad del hábitat de la especie y subrayando la necesidad para integrar acciones conjuntas de conservación entre los países. Un aspecto que destaca es que el 13,5 % del rango histórico del cóndor cuenta con protección legal, lo cual es fundamental para resguardar sitios de anidación y descanso, aunque se requieren medidas de conservación que consideren áreas de forrajeo que se encuentran fuera de las áreas protegidas, así como acciones de manejo sostenible de los recursos naturales.
La estrategia de conservación del cóndor andino, basada en unidades de conservación que integran áreas protegidas y zonas relevantes para la alimentación de la especie, constituye el marco de trabajo que permitirá orientar los planes de acción en cada país y establecer acuerdos binacionales para la conservación de unidades transfronterizas.
Asegurar la permanencia del cóndor andino es de vital importancia para la conservación de la fauna silvestre y la valorización de las tradiciones culturales de la región andina. Su importancia ecológica tiene relación con los servicios ambientales que brinda, particularmente relacionados con su comportamiento como carroñero. Al eliminar los cadáveres de forma natural, ayuda a mantener niveles sanitarios adecuados en el ambiente, controlando la potencial propagación de enfermedades. El simbolo de vida silvstre de los Andes, su importancia cultural se expresa en su reconocimiento como el ave nacional de Bolivia, Ecuador, Colombia y Chile, y en su significación como una figura importante en la iconografía y ritualidad de las culturas que se desarrollaron en la región andina.
El biólogo Alejandro Kusch, Coordinador del Programa de Conservación Terrestre de WCS Chile, comenta que en Patagonia y en la zona austral de América del Sur, las poblaciones de cóndores son saludables, lo que faculta el trabajar en estas áreas prioritarias de conservación. Si bien la estimación de cóndores no es fácil, “el monitoreo que realizamos durante años nos permite definir una metodología simultánea a lo largo de una transecta de 600 Km, lo que podría ser referente para replicarse en otros países”, comenta.
Robert Wallace, director del Programa de Conservación Gran Paisaje Madidi-Tambopata de WCS Bolivia, dijo que "gracias a la labor de 38 expertos de toda la cordillera, este esfuerzo identifica los baluartes más importantes para el símbolo de la vida silvestre de los Andes, el magnífico cóndor andino, que lamentablemente se ve cada vez más amenazado y necesitará esfuerzos de colaboración y regionales para asegurar su conservación en el futuro".
Curiosidades sobre el cóndor
Claudia Silva, bióloga ambiental y Coordinadora de Estrategias de Conservación en WCS Chile, comenta sobre estas aves algunos datos anecdóticos. “Pese a ser primos de las aves de presa, como los halcones, los cóndores y otros buitres no pueden agarrar una presa con sus patas, porque no tienen la fuerza muscular para hacerlo”. Esto porque no son cazadores. Se alimentan de animales muertos y tragan todo lo que pueden, lo que hace que se les dificulte el vuelo después de comer, quedando en situación vulnerable ante cazadores. “Además, al igual que otros buitres americanos, no tienen siringe, que es el órgano vocal de las aves, que les permite por ejemplo cantar. Así que solo pueden emitir algunos gruñidos y bufidos”. Por último, “los cóndores localizan comida a través de la vista, o apoyándose en otros buitres que tienen excelente sentido del olfato, como los jotes”.
Accede al libro “Protegiendo el Símbolo de los Andes: Un Ejercicio de Priorización a lo Largo del Rango del Cóndor Andino (Vultur gryphus)” siguiendo el enlace en su título.
Comunicaciones WCS Bolivia y WCS Chile