Más allá del consensuado fracaso de la cumbre internacional por el clima, los 196 países miembros de la Convención en Cambio Climático tienen hasta marzo del 2020 para presentar sus propuestas.
“Dada la posición (todavía) privilegiada de naturaleza que posee Chile, con masivas extensiones de bosque, humedales de turberas, costas y océanos que son casi infinitos, en conjunto con la necesidad de espacios naturales que brinden bienestar a comunidades locales, pueblos originarios, ciudades, la oportunidad de diseñar, implementar e invertir en la conservación de nuestra natura, resulta ser una decisión clave y estratégica para el desarrollo y bienestar futuro de nuestro país”, son las palabras de la Dra. Bárbara Saavedra, Directora de WCS Chile.
Los compromisos nacionales, denominados contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC), que surgen del Acuerdo de París de la COP21, buscan establecer un enfoque de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) o mitigación, y de adaptación al cambio climático, reduciendo la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos del cambio climático.
Los primeros NDC de los países o las Partes, fueron de “poca ambición” y pobremente implementados, por eso, uno de los objetivos principales de la COP25 que se celebró en Madrid, España, copresidido por Chile, era incentivar a las Partes a que comprometan metas más ambiciosas y las cumplan, actualizando el proceso cada cinco años.
La propuesta de Chile es un avance respecto del compromiso vigente desde 2015, en cuanto a su alcance y visión, ya que éstas no estén condicionadas a factores como la economía del país o los fondos posibles o no de adjudicarse.
Según el reporte de WCS con los comentarios a la NDC, entregados recientemente en el marco de la consulta ciudadana, “la actualización de NDC representa un avance respecto al compromiso actual, sobre todo considerando el manifiesto de la carbono neutralidad de Chile a 2050 como una visión país, la incondicionalidad de las metas de mitigación, la consideración explícita de incorporar soluciones basadas en la naturaleza y la mención de incorporar la igualdad de género de manera transversal en los compromisos nacionales”. Sin embargo, hay numerosos aspectos que revisar y complementar para crear una NDC “a la altura del desafío que busca abordar”.
El compromiso nacional de mitigación, transversal a la economía, buscan alcanzar el máximo de emisiones GEI de 1.175 MMTCO2eq (medida equivalente a dióxido de carbono) al 2027, bajando a de 97 MMTCO2eq para el 2030.
No parece una meta ambiciosa, considerando que iniciativas como el cierre de las centrales a carbón no están contempladas entre los mecanismos de disminución de emisiones, al estar proyectada al año 2040. “Sólo considerando adelantar el cierre de las termoeléctricas al 2030 (iniciativa que ha sido evaluada como viable tanto técnica como económicamente), permitiría reducir aproximadamente 30 MMTCO2eq las emisiones totales por año”, dice el informe.
Bosque
Adicionalmente, Chile comprometió dos metas incondicionales de mitigación, específica para el sector de Uso de Tierra, Cambio de Uso de Tierra y Silvicultura (UTCUTS) -sector predominante en Chile, principalmente por el uso agrícola y forestal tradicional.
La primera es el manejo sustentable y la recuperación de 200.000 hectáreas de bosques nativos, que representan capturas de GEI en alrededor de 0,9 a 1,2 MMTCO2eq anuales, al año 2030. Sin embargo, no se define qué se entiende por “recuperación”, como tampoco lo hace la Ley 20.283 sobre Recuperación del Bosque Nativo, pudiendo en esa indefinición ejercer acciones perjudiciales para el bosque nativo que se intenta proteger.
Para WCS, el esfuerzo debe estar dirigido a la restauración de ecosistemas naturales, limitando el uso sustentable de los mismos preferentemente a las comunidades locales y/o indígenas y bajo condiciones que aseguren el cumplimiento de los principios de sustentabilidad.
El segundo compromiso de Chile es el manejo sustentable y recuperación de 200.000 hectáreas de bosques nativos, que representan capturas de GEI en alrededor de 0,9 a 1,2 MMTCO2eq anuales, al año 2030, y a forestar 200.000 hectáreas de bosque, de las cuales al menos 100.000 hectáreas corresponden a cubierta forestal permanente y al menos 70.000 de éstas deben ser especies nativas. La recuperación y forestación se realizará en suelos de aptitud preferentemente forestal y/o en áreas prioritarias de conservación, que representarán capturas de entre 3,0 y 3,4 MMTCO2eq anuales al 2030.
Esta meta corre el riesgo de fracasar nuevamente por una incorrecta interpretación de lo que significa un bosque. El término se usa indistintamente para referirse tanto a bosques naturales como a plantaciones forestales, limitándolo a una superficie de terreno dominada por árboles con ciertas características. Esto es consistente con el marco normativo a nivel nacional e internacional, sin embargo, omite diferencias que son clave en cuanto a la captación de carbono, y a su capacidad de albergar biodiversidad, retener y filtrar eficientemente el agua que los sustenta.
Además, las plantaciones forestales se establecen con el fin de extracción, por lo que el carbono capturado durante su establecimiento es liberado en la cosecha y su uso. Tanto así que desde el año 2000, las emisiones anuales por cosecha de plantaciones son ampliamente superiores que al secuestro por el incremento en biomasa de las plantaciones establecidas.
En el compromiso de Chile, las plantaciones forestales cosechables podrían representar hasta un 50% de la superficie comprometida, a las cuales se suman otras potenciales 30.000 hectáreas de plantaciones de especies exóticas que deberán ser de cobertura permanente. En resumen, hasta un 65% de las 200.000 hectáreas de forestación comprometidas podrían ser alcanzadas con la plantación de especies exóticas invasoras en vez de la restauración del bosque nativo.
Riesgo de aforestación
La segunda meta para el sector UTCUTS indica que la recuperación y forestación se realizará en suelos de aptitud preferentemente forestal. Si para efectos de la NDC se entienden estos terrenos de igual manera que se hizo en el DL 701 de 1974, la acción de forestar podría resultar en re-plantar árboles en áreas donde los ecosistemas boscosos se desarrollan de manera natural, o al establecimiento de árboles en zonas no forestadas, donde los bosques no ocurren de forma natural (en inglés denominado afforestation). Esto conlleva el riesgo de incentivar la sustitución de ecosistemas nativos – ya no bosques sino praderas, dunas, humedales, terrenos agrícolas, entre otros - para establecer plantaciones, y de sobreestimar el secuestro de carbono de estas acciones, con sus respectivos impactos socio-económicos.
Praderas y matorrales
De las absorciones totales de GEI cuantificadas para las tierras forestales, una porción significativa son tierras convertidas a tierras forestales, las que provienen mayormente de “pastizales”, los que según el Catastro de Recursos Vegetacionales de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) define como Praderas y matorrales. Esto es preocupante dado que la vegetación nativa de Chile central, la más rica en especies de flora, tiene una fisionomía natural de matorral, y el matorral esclerófilo de Chile ya ha perdido el 83% de su cobertura original. El compromiso de forestación puede perpetuar la sustitución de bosque nativo y matorral esclerófilo hacia plantaciones forestales y de otros ecosistemas nativos.
Agua
Adicionalmente, el establecimiento de plantaciones forestales no genera los mismos co-beneficios de conservación de biodiversidad y eficiencia en el uso del agua que conllevan los bosques. En Chile solo un subconjunto de las variedades de especies y procesos que ocurren en los bosques nativos tienen lugar en plantaciones y la presencia de plantaciones resulta en menores caudales salientes de las cuencas, en comparación con cuencas cubiertas de bosque nativo.
A la luz de esta información, las potenciales 130.000 nuevas hectáreas de plantaciones de especies exóticas representan una amenaza hídrica, además de una gran contradicción si se considera que la misma NDC enfoca su contribución en materia de adaptación en la incrementación de la seguridad hídrica, identificándolo como un eje transversal para dar “coherencia a las acciones climáticas”. Una meta “climáticamente coherente” no debería comprometer la plantación de especies exóticas. Un diseño “climáticamente inteligente” debería considerar la evidencia científica existente, y promover la restauración de bosques nativos, especialmente en las zonas altas de las cuencas de Chile centro-sur.
Humedales
Son ecosistemas críticos para la mitigación y adaptación al cambio climático, pero no están considerados en los NDC de Chile, a pesar de que han disminuido 64% en el mundo desde el siglo XX.
En Chile se estima que los humedales abarcan casi el 6% de su superficie y, si bien cuentan con un Plan Nacional de Protección de Humedales (2018 – 2022), éste no contempla la regulación de GEI. Es necesario como país asumir compromisos más profundos, identificando los diferentes tipos de humedales y los factores ambientales que regulan las emisiones de GEI.
En el caso específico de los humedales de turberas, el tipo de humedal más común en Chile (80%) y que constituye una de las reservas más grandes de carbono terrestre, se desconoce cómo se distribuye y cuál es su estado de conservación. Se requiere contar con métricas estandarizadas para la evaluación de las capacidades de los ecosistemas de turberas para la mitigación y adaptación al cambio climático.
Considerando la implementación de un enfoque ecosistémico, se propone limitar y fiscalizar la explotación minera para la extracción de turba y evaluar el impacto que pudieran generar otras actividades antrópicas como la extracción de musgo y el pastoreo de ganado, que alteran considerablemente la vegetación, composición de suelo y disponibilidad de agua y reducen la capacidad de secuestro de CO2 de los ecosistemas de turberas.
Si bien, el Decreto Supremo N°25, que entró en vigencia en septiembre de 2019, regula la extracción del musgo Sphagnum magellanicum, se ha transformado en un órgano legal que fomenta la extracción de esta especie, asumiendo que es una actividad sustentable, hecho que todavía resta por ser demostrado. Se requiere establecer una red de sitios de estudio en humedales de turberas de las diferentes regiones de Chile, para evaluar esta y otras problemáticas asociadas a su uso, su restauración y su participación en la provisión de servicios ecosistémicos vitales como la provisión de agua, o la captación y mantención de gases efecto invernadero.
Océanos
Las contribuciones en materia de océanos, emanan de los compromisos internacionales plasmados en la meta Aichi 11 de la Convención de Diversidad Biológica (CBD), que establece que para 2020, al menos el 17%las zonas terrestres y de aguas continentales y el 10% de las zonas marinas y costeras, se conservan por medio de sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa, ecológicamente representativos y bien conectados y otras medidas de conservación eficaces.
Los ecosistemas marinos, al igual que los humedales de turberas, no son considerados en la reducción de las emisiones totales de GEI comprometidas, pasando por alto la oportunidad de su conservación dada su gran contribución a la mitigación. A pesar de ello sí se establece que se crearán nuevas áreas marinas protegidas (AMP) y que todas las AMP creadas hasta el 2020, contarán con planes de manejo o administración que incluyen acciones para la adaptación al cambio climático, para el 2025, avanzando en la implementación efectiva de la conservación. Dado que las metas Aichi se plantearon para ser cumplidas al 2020, y que los procesos de planificación de manejo e implementación son demorosos, considerando además que serán aquellas AMP efectivamente manejadas aquellas que contribuirán a la mitigación y adaptación al cambio climático, se sugiere adelantar los plazos propuestos.
Por último, se sugiere establecer en la NDC metas prospectivas que permitan identificar la distribución y abundancia de ecosistemas costeros, así como el establecimiento o prueba de las metodologías de cuantificación de carbono almacenado y capturado por unidad de tiempo y superficie. Esta información es clave para que estos ecosistemas puedan ser incluidos en la próxima actualización de la NDC, comprometiéndose medidas que prevengan la pérdida y degradación de estos ecosistemas y estimulen el secuestro de carbono por parte de los mismos.
Especies Exóticas Invasoras (EEI)
El llamado general para el sector de uso de suelo y cambio en el uso del suelo, es enfocarse de manera urgente en acciones de mitigación basadas en la naturaleza que permitan detener la deforestación e impulsen la restauración de los ecosistemas naturales. Se espera que su implementación colabore con el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODSs) mediante medidas principalmente de adaptación o soluciones basadas en la naturaleza.
En particular, se debe establecer planes de control que frenen el avance de especies exóticas invasoras las cuales alteran dramáticamente las condiciones ambientales de ecosistemas nativos, como es el caso del castor (Castor canadensis) que ha alterado significativamente al hidrografía y vegetación en Tierra del Fuego, o el caso del espinillo (Ulex europaeus) especie pirófita que debido a gran capacidad reproductiva, rápido crecimiento y ausencia de enemigos naturales ha invadido rápidamente la Isla de Chiloé reemplazando la vegetación nativa y aumentando el riesgo de incendios. Su control o erradicación es una medida necesaria para restablecer los procesos ecológicos naturales, y recuperar o mantener los servicios ecosistémicos, como provisión de agua o captura de CO2, que ellos entregan.
Soluciones basadas en la naturaleza
Se ha estimado que acciones de conservación de la naturaleza, que involucren la gestión sustentable de las actividades y usos que se agrupan bajo el sector Agricultura, Silvicultura y Otros Usos de la Tierra, tienen el potencial de contribuir con el 37% de la mitigación de GEI requerida para mantener – con un 66% de probabilidad- el aumento de la temperatura media global bajo los 2°C en el presente siglo. Las medidas que se consideran bajo esta categoría incluyen acciones de manejo de bosques nativos, humedales, pastizales y tierras de uso agropecuario, y actúan a través del doble efecto de evitar emisiones por degradación, a la vez que fortalecer el secuestro de GEI. Estas medidas son denominadas como Soluciones basadas en la Naturaleza.
Para Chile, se estima que la gestión sustentable de la naturaleza tiene el potencial de contribuir al menos con un 72% adicional de mitigación de emisiones de GEI respecto de la NDC. Si bien las metas de mitigación consideran soluciones basadas en la naturaleza, éstas no representan todo el potencial de mitigación que ha sido identificada para Chile en esta materia. Los compromisos actuales sólo se refieren al manejo de bosques y al sector forestal, ignorando el rol de los ecosistemas no-boscosos como humedales de turberas y otros, pese a cubrir un 34% de la superficie nacional y tener roles críticos en la mitigación y adaptación al cambio climático.
A diferencia de las medidas de mitigación asociadas a tecnologías, las soluciones basadas en naturaleza ofrecen una serie de co-beneficios a las comunidades locales y los países, que derivan de la diversidad de servicios ecosistémicos que se obtienen de una naturaleza sana. Entre ellos destaca la provisión y purificación de agua, el ciclaje de nutrientes, prevención de enfermedades, formación de suelo, espacios para desarrollo de actividades turísticas, educativas, entre muchas otras. Son este tipo de acciones las más costo-efectivas al momento de invertir en el combate a cambio climático.
Visión versus tecnicismos
Los países más biodiversos son por lo general los más vulnerables y, a la vez, quienes tienen la oportunidad de implementar soluciones basadas en la naturaleza en sus medidas de acción ante el cambio climático. Sin embargo, estos países son también los más pobres, y reclaman compromiso de los países más ricos y contaminantes por medio del llamado “Pérdidas y Daños”, que busca conseguir más financiamiento para adaptarse a las consecuencias de la crisis provocada por los países desarrollados. Ese ha sido uno de los reclamos que no ha sido suficientemente visibilizado, junto con las voces de decenas de pueblos indígenas representados en la Cumbre Mundial alternativa de los Pueblos Indígenas, debido al entrampamiento de las negociaciones sobre mercados de carbono definido en el Artículo 6 del Acuerdo de París y para varios países, requisito para poder entregar sus NDC.