Boletín y video por Oregon State University
CORVALLIS, Oregón – Un nuevo estudio revela que cuatro especies de felinos silvestres que viven en el mismo hábitat de selva tropical en Guatemala reducen la competencia por alimento al cazar en diferentes zonas verticales, algunos en los árboles y otros en el suelo.
Investigadores de la Universidad Estatal de Oregón y la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre de Guatemala utilizaron grabaciones de cámaras trampa y análisis de ADN de heces para estudiar jaguares, pumas, ocelotes y margays en la Reserva de la Biosfera Maya. Descubrieron que los jaguares y los ocelotes cazaban principalmente presas terrestres, mientras que los pumas y los margays consumían con mayor frecuencia animales que viven en los árboles.
Entre los hallazgos más sorprendentes: los monos araña centroamericanos y los monos aulladores negros fueron las presas principales de los pumas, contribuyendo más del doble a su dieta que los temazates gris y rojo; y los ocelotes representaron el 10% de la dieta de los jaguares y el 2% de la dieta de los pumas.
“Esta investigación desafía suposiciones de larga data sobre cómo los grandes carnívoros coexisten sin excluirse competitivamente y destaca la importancia de la estratificación vertical en la búsqueda de alimento”, dijo Ellen Dymit, investigadora doctoral en la Universidad Estatal de Oregón. “A medida que la pérdida de hábitat y el cambio climático transforman los ecosistemas, comprender cómo los depredadores dividen los recursos será fundamental para la conservación.”
Una pregunta central en ecología es cómo las especies similares comparten el mismo entorno. La teoría sugiere que deben dividir el uso de recursos a lo largo de uno o más ejes de nicho —espacio, tiempo o dieta— para reducir la competencia.
Si bien las interacciones entre grandes carnívoros están bien estudiadas en las sabanas africanas, pocos estudios han explorado estas dinámicas en selvas tropicales, donde el espacio vertical desempeña un papel más importante. Existe evidencia de que los felinos silvestres cazan tanto en tierra (terrestre) como en árboles (arbóreo), pero este estudio es uno de los primeros en cuantificar ese comportamiento en términos de composición de la dieta.
La investigación se llevó a cabo en áreas remotas protegidas dentro de la Reserva de la Biosfera Maya, un bosque subtropical que abarca más de 8,000 millas cuadradas en Guatemala, Belice y México. Para acceder a algunos sitios de campo se requerían hasta ocho horas de viaje en cuatrimoto.
Para evaluar cómo las cuatro especies de felinos usaban el hábitat, Dymit y el equipo de investigación utilizaron grabaciones de cámaras trampa en senderos y en el dosel para estudiar dónde estaban los animales y en qué momento, y muestras de heces para entender qué estaban comiendo.
Analizaron 215 muestras de heces, 156 recolectadas por equipos de campo y 59 por dos perros, Barley y Niffler, entrenados para detectar heces. Las muestras se llevaron al laboratorio de Taal Levi en la Universidad Estatal de Oregón, donde trabaja Dymit, y mediante un proceso conocido como metabarcoding de ADN, los investigadores determinaron qué habían comido los felinos. Entre sus hallazgos:
Los investigadores no captaron ningún video de pumas en los árboles durante este estudio y no están seguros de cómo los pumas cazan monos y mamíferos arbóreos, pero el comportamiento de caza de pumas en el dosel ha sido documentado en otros lugares.
Una posibilidad es que los pumas apunten a los monos y otros animales arbóreos cuando descienden al suelo para forrajear o beber. Sin embargo, la frecuencia relativamente alta de monos en la dieta de los pumas, la casi ausencia de monos en la dieta de jaguares y ocelotes, y la ausencia de videos de monos en bebederos sugieren que los pumas podrían estar cazando en el dosel bajo, señalan los investigadores.
Los investigadores creen que los pumas pueden tener la capacidad de alimentarse en los árboles porque pesan menos que los jaguares. Además, la fuerza de mordida mejorada de los jaguares probablemente facilita su consumo de armadillos de cuerpo duro.
Los investigadores analizaron grabaciones de 55 cámaras en el suelo y 30 en el dosel, a un promedio de 40 pies de altura. Estas cámaras fueron instaladas por científicos de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre de Guatemala, quienes se enfocan en proteger a la guacamaya roja centroamericana y en liderar otros proyectos de investigación orientados a la conservación.
Capturaron 1,550 detecciones independientes de jaguares, 1,482 de pumas, 1,378 de ocelotes y 188 de margays. De las detecciones de margay, 156 fueron a nivel del suelo y 32 en el dosel. Los jaguares, pumas y ocelotes solo fueron detectados a nivel del suelo. Las grabaciones mostraron que pumas y jaguares tenían patrones de actividad similares en tiempo y espacio en el paisaje, al igual que ocelotes y margays.
Los coautores del artículo son: Dymit, Levi, Joshua Twining, Jennifer Allen, del Colegio de Ciencias Agrícolas de la Universidad Estatal de Oregón, y Rony García-Anleu de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre de Guatemala.
Sobre el Colegio de Ciencias Agrícolas de OSU: A través de su investigación de clase mundial sobre agricultura y sistemas alimentarios, manejo de recursos naturales, desarrollo económico rural y salud humana, el Colegio ofrece soluciones a los desafíos más urgentes de Oregón y contribuye a un ambiente sostenible y un futuro próspero para los habitantes del estado.