En los grandes territorios naturales de Mesoamérica —desde selvas tropicales hasta manglares costeros— los guardarecursos recorren largas distancias para vigilar el territorio, prevenir incendios, monitorear especies y colaborar con las comunidades. Muchas veces lo hacen en condiciones difíciles, con recursos limitados y bajo amenazas. Sin ell@s, muchos de estos territorios estarían desprotegidos.
Este 31 de julio compartimos los testimonios de mujeres y hombres que cuidan estos territorios clave para la biodiversidad: la Selva Maya y la Costa Sur de Guatemala, el Corredor Forestal Selva Maya (Maya Forest Corridor) en Belice, la Moskitia de Honduras y el Darién de Panamá. A través de sus voces entendemos mejor los desafíos cotidianos, la entrega personal y la importancia de su labor.
La Selva Maya es el bosque tropical continuo más grande de Mesoamérica, con más de cinco millones de hectáreas que abarcan partes de Guatemala, Belice y el sureste de México. Solo en Guatemala, la Selva Maya cubre más de 2.1 millones de hectáreas. Alberga especies como jaguares, tapires, guacamayas rojas y monos araña, pero enfrenta amenazas como incendios, tráfico de fauna, deforestación y expansión ganadera ilegal. Más al sur, en la costa pacífica, se protegen importantes ecosistemas marino-costeros, como manglares, esteros y playas donde anidan tortugas marinas.
Genner Godofredo Cunil Tzin, guardarecurso de CONAP en el Refugio Machaquilá-Xutilhá y Reserva de la Biosfera Montañas Mayas-Chiquibul, patrulla el bosque, combate incendios y apoya la restauración ecológica. Recuerda con emoción el rescate de tortugas en medio del fuego: “Vi la vida en peligro y logré salvarla. Esa experiencia no se olvida. Antes pensaba que cortar un árbol no tenía consecuencias. Hoy sé que cada árbol es vida, agua y oxígeno.”
Juan Francisco López Cáceres, guardarecurso también de CONAP en el Refugio Machaquilá-Xutilhá, lleva más de 20 años viviendo dentro del área protegida con su familia: “De niño soñaba con proteger los bosques. Aquel gran incendio en 1998 me marcó: supe que quería evitar que algo así se repitiera. Hoy somos los ojos de este bosque.”
Deonicio Segura Hernández, guardarecurso en el Parque Nacional Mirador-Río Azul y Biotopo Naachtun-Dos Lagunas, patrulla zonas remotas, revisa cámaras trampa, combate incendios y enfrenta amenazas como la caza furtiva y las invasiones. “Quiero que mis hijos conozcan el bosque como yo lo he visto. Ser guardaparque me cambió la forma de ver el mundo. Una vez grabé a un jaguar muy cerca: sentí respeto y asombro. Esa experiencia me confirmó que nuestro trabajo da frutos.”
Lady Sulena Blanco Cruz, guardarecurso de CONAP en el Parque Nacional Sipacate-Naranjo, realiza patrullajes terrestres y acuáticos, monitorea fauna, apoya operativos contra delitos ambientales y trabaja en educación comunitaria: “Crecí dentro de un área protegida. Aprendí que coexistir con la naturaleza exige sostenibilidad. Hoy, como mujer en este rol, me siento empoderada y orgullosa de ser parte del cambio.”
Este corredor conecta dos grandes bloques de selva en Belice —el Área de Manejo Río Bravo y las Montañas de Chiquibul, que incluyen la Reserva de Vida Silvestre Cockscomb— y es fundamental para la movilidad de diversas especies. Además, es hogar de comunidades que contribuyen activamente a su conservación.
Ronnie Delroy Martínez, guardarecurso en el Corredor Forestal Selva Maya (Maya Forest Corridor) creció inspirado por sus tíos, quienes cuidaban el bosque. Hoy realiza patrullajes, combate incendios, investiga a la tortuga blanca centroamericana (hicatee) y promueve la educación ambiental: “Crecí viendo cómo protegían la selva, y supe que era lo que yo también quería hacer. Este bosque es un sistema vivo que necesita respeto y vigilancia constante.”
Derry Alden Harris, también guardarecurso del Corredor Forestal Selva Maya (Maya Forest Corridor) patrulla diariamente para prevenir la caza furtiva, la pesca ilegal y la extracción de productos forestales: “Ver cómo se recupera la fauna y sus hábitats le da sentido a todo lo que hacemos. Ser guardarecursos ha cambiado mi vida. He visto el impacto de nuestro trabajo y sé que protegemos este lugar para las generaciones futuras. Durante un patrullaje en bote, vi un jaguar nadando en el río Belice. Fue un regalo de la naturaleza que me recordó por qué vale la pena este esfuerzo.”
La Moskitia es uno de los paisajes más biodiversos de Centroamérica, con selvas, ríos, sabanas y humedales habitados por pueblos indígenas. Pero también es el bosque más amenazado de la región, severamente afectado por la ganadería ilegal, el tráfico de tierras, el narcotráfico y, más recientemente, por la propagación del gusano barrenador del ganado.
Kenia Yamileth Argeñal Martínez, guardarecurso en la Biosfera del Río Plátano, realiza patrullajes, reforestaciones y monitoreo de flora y fauna. Su compromiso nació al ver de niña cómo se destruía la naturaleza: “Este trabajo me hizo más consciente y responsable. Recuerdo una caminata de varios días en Krausirpi, cuando casi me muerde una barba amarilla. Fue duro, pero valió la pena por lo que aprendimos y protegimos.”
El Darién es uno de los últimos grandes bloques de bosque tropical en Centroamérica, y un refugio vital para especies como el águila harpía. También es territorio ancestral del pueblo Guna, cuya relación con el entorno ha sido clave para conservar su biodiversidad. Sin embargo, enfrenta crecientes presiones: avance de la frontera ganadera por colonos ilegales, tala y pesca ilegal, tráfico de especies y actividades extractivas que amenazan tanto al ecosistema como los derechos territoriales.
En este contexto, se han instalado nuevas cabañas de vigilancia en puntos estratégicos de la Comarca Guna Yala, específicamente en los kilómetros 12 y 17 de la ruta a San Blas. Estas estructuras fortalecen la presencia y capacidad de respuesta de las autoridades tradicionales, mejorando la gestión y protección del territorio frente a múltiples amenazas.
Estas acciones en todos los Bosques citados se realizan con apoyo del Fondo de Paisajes Biodiversos (Biodiverse Landscapes Fund, BLF por sus siglas en inglés), la Unión Europea y el Programa Grandes Bosques de Mesoamérica. Se implementan en colaboración con gobiernos y aliados estratégicos:
En Guatemala, con el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP), WCS Guatemala, Fundación para el Ecodesarrollo y la Conservación (FUNDAECO) y Asociación Balam.
En Belice, con el Forest Department of Belize y WCS Belize.
En Honduras, con el Instituto de Conservación Forestal (ICF) y WCS Honduras.
En Panamá, con el Congreso General Guna, el Instituto de Investigación y Desarrollo de Kuna Yala (IIDKY) y la Secretaría de Defensa Territorial de la Comarca Guna Yala.
Texto por Claudia Novelo Alpuche (WCS Mesoamérica y el Caribe), con ayuda de Miriam Castillo (WCS Guatemala), Deseree Arzu (WCS Belice), Bianca Padilla (WCS Honduras), Andrea Soza (FUNDAECO) y Darío Melgar Choc (Asociación BALAM).