El tapir centroamericano es el mayor mamífero terrestre del Neotrópico y también una de las especies de mayor importancia ecológica. Los tapires tienen un gran impacto en la estabilidad de los bosques neotropicales, por lo que se les conoce como los "jardineros del bosque". Como dispersan una gran variedad de semillas de gran tamaño, los tapires no sólo son importantes por su papel de arquitectos del ecosistema, sino que también son uno de los aliados más fuertes en nuestra lucha contra el cambio climático a nivel global.
Las crías de tapir nacen cubiertas de rayas y manchas negras, amarillas y blancas, que les sirven de camuflaje contra los depredadores durante estos vulnerables primeros meses de vida. Estas rayas y manchas se desvanecen lentamente y desaparecen por completo en cinco o seis meses. Las crías de tapir permanecen con sus madres hasta 18 meses.
Las principales amenazas para la especie son la destrucción y fragmentación del hábitat y la caza en toda su área de distribución. Se han registrado muertes por colisiones con automóviles. Una estimación del Grupo de Especialistas en Tapires sugiere que quedan menos de 5.500 tapires centroamericanos en estado salvaje.