Es crucial para asegurar las funciones vitales de los ecosistemas naturales, conservar la biodiversidad y regular el clima, el agua y los suelos, contribuyendo a la adaptación y mitigación al cambio climático.
El cambio climático modifica la relación existente entre las especies y sus hábitats. Un incremento de la temperatura en los Andes de 20C podría causar la pérdida del 30% de las especies, ya que cada animal o planta necesita de ambientes y condiciones específicas de temperatura y humedad para sobrevivir. Las especies que sólo se encuentran en un área pequeña o en las partes más altas de las montañas, son las más afectadas por el cambio climático.
Los bofedales son hábitats críticos de los cuales depende una variedad de animales silvestres, así como la producción ganadera de camélidos. Son muy vulnerables al cambio climático debido a la disminución de los niveles de precipitación y a la ampliación de los tiempos de sequía.
Las áreas protegidas, como Madidi, son esenciales para asegurar las funciones vitales de los ecosistemas naturales, conservar la biodiversidad y regular el clima, el agua y los suelos. A través de la protección de los bosques, la provisión de agua y el resguardo de plantas silvestres de cultivos importantes, como la papa, quinua, papalisa e isaño, se refuerza la capacidad de mitigación y adaptación al cambio climático.
La vinculación de Madidi con otras áreas protegidas y territorios indígenas permite mantener una conexión altitudinal y latitudinal, asegurando condiciones ambientales adecuadas para el desarrollo de la vida silvestre y la adaptación al cambio climático.
La diversidad cultural de Madidi es asimismo una fortaleza. Las poblaciones indígenas son custodios de los ecosistemas y cuentan con conocimientos y prácticas tradicionales de manejo de la agricultura y los recursos naturales. Su conservación asegurará el mantenimiento de recursos genéticos y la seguridad alimentaria.