por WCS Mesoamérica y el Caribe; Análisis y gráficas por Víctor Hugo Ramos y Jeremy Radachowsky. Textos por oficinas de país: Napoleón Morazán (WCS Honduras-Nicaragua), Boris Arévalo (WCS Belize) y Claudia Novelo Alpuche (WCS).
I. Panorama global
El Servicio Copernicus de Cambio Climático publicó recientemente su boletín climático correspondiente a febrero de 2024, con datos sobre las temperaturas globales del aire en la superficie; El febrero más cálido registrado a nivel global; 1.77°C más cálido que una estimación de la temperatura media preindustrial de febrero; 0.81°C por encima de la media de 1991-2020 para febrero y 0.12°C por encima del anterior febrero más cálido, en 2016.
Aunque la previsión estacional indica que el fenómeno ha alcanzado su punto máximo, seguirá disminuyendo durante el periodo de previsión, a mediados de año.
II. ¿Cuál es el pronóstico para Mesoamérica y sus Grandes Bosques en esta temporada?
En un análisis realizado por WCS, basado en datos de Climate Reanalyzer y el conjunto de datos ERA5, se evidencia un incremento sostenido de las temperaturas en los 5 Grandes Bosques de Mesoamérica con respecto al periodo de referencia 1981-2020.
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En 2023, la Selva Maya, Moskitia, Indio Maíz-Tortuguero, La Amistad y Darién registraron temperaturas superiores al promedio histórico en más del 75% de los días del año, con picos que sobrepasan la media, más una desviación estándar en más de la mitad de los días para algunos bosques. En particular, el año 2023 ha sido el más caliente o uno de los más calientes dentro de este periodo para todas las regiones mencionadas, marcando una tendencia clara hacia un aumento en las temperaturas. La última década ha sido particularmente cálida, con 6 o 7 de los 10 años más calurosos registrados desde 1981. Este patrón destaca la necesidad de considerar la variabilidad climática y sus posibles impactos en la conservación de estos ecosistemas críticos.
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Si consideramos los patrones históricos durante los años de El Niño, particularmente los efectos observados en Mesoamérica durante temporadas secas y de incendios, podríamos anticipar para este año consecuencias similares a las vividas en momentos críticos anteriores. Por ejemplo, en 1998, El Niño contribuyó a una de las temporadas de incendios más severas, devastando extensas áreas de la Selva Maya, afectando la biodiversidad y exponiendo las comunidades a niveles críticos de contaminación por humo. En 2003, los efectos se tradujeron en sequías prolongadas que impactaron significativamente la agricultura, con una reducción notable en la disponibilidad de agua que desencadenó restricciones y conflictos por el recurso hídrico. Similarmente, en 2016, la combinación de calor extremo y escasez de lluvias exacerbó los incendios forestales en la región del Darién, resaltando la vulnerabilidad de estas zonas ante episodios climáticos extremos. Tomando en cuenta estos precedentes, es plausible que este año enfrentemos eventos de incendios intensificados y periodos de sequía más extensos, lo cual requerirá una gestión y preparación enfocadas en mitigar los riesgos para los ecosistemas y las comunidades humanas de Mesoamérica.
III. Esfuerzos regionales de prevención de incendios y preparación para El Niño
El fenómeno climatológico de El Niño, además de los impactos ambientales, como anomalías en la precipitación y sequías, también genera repercusiones económicas. Felisa Navas Pérez, presidenta de la Asociación Forestal Integral Cruce La Colorada (AFICC) de Petén, Guatemala, destaca este aspecto al señalar: “Tenemos una concesión forestal donde hacemos aprovechamiento de diversos recursos no maderables, como el xate y la pimienta y por eso no queremos que se destruya el bosque”.
Durante un recorrido de campo en parcelas en proceso de restauración en la Zona de Uso Múltiple de la Reserva de la Biosfera Maya, Estuardo Miguel Díaz, de AFICC, comparte que se espera una intensa temporada de incendios forestales y ya se preparan para ello con el mantenimiento de brechas corta fuego: “Tenemos 42 kilómetros de caminos alrededor de las áreas en restauración que mantenemos limpios. Si algún incendio llega al área, lo podremos controlar eficazmente”.
Actualmente, esta zona cuenta con una comisión dedicada a la prevención y combate a incendios forestales que poco a poco se ha ido fortaleciendo. Con el trabajo de la brigada comunitaria, se mantienen monitoreos constantes en la zona y con el uso de tecnologías como el drone, realizan un trabajo más preciso y sin los riesgos que puede implicar el combate directo a un incendio forestal. Antonio Juárez Romero también de la AFICC, comenta que han notado grandes cambios, porque ahora cuentan con una brigada capacitada y el trabajo mejor coordinado con CONAP y otras organizaciones socias.
Foto: Zona en proceso de restauración en la Reserva de la Biosfera Maya. Actualmente, las zonas son protegidas con brechas corta fuegos las cuales son mantenidas por las comunidades locales que viven a los alrededores, en colaboración con otras organizaciones. ©César Paz / WCS Guatemala
Por otro lado en Belice, para la intensa temporada de incendios prevista, en el Corredor de la Selva Maya (Maya Forest Corridor), también se trabaja para la apertura y mantenimiento de brechas cortafuegos, la formación del personal de campo y de los miembros de la comunidad en la gestión de incendios forestales, además de aumentar la conciencia pública a través de una campaña cuyo lema es: "Enciende la conciencia, extingue la negligencia: Tu responsabilidad, nuestro futuro".
En el proyecto hay actividades como el desarrollo de planes comunitarios climáticamente inteligentes para la comunidad de Mahogany Heights e iniciativas como las prácticas agrícolas climáticamente inteligentes dentro del Community Baboon Sanctuary.
En Honduras como resultado de la recuperación por la vía judicial de aproximadamente 300 hectáreas de bosque, en el sitio conocido como Cayo Cañones, se diseñó el plan de restauración que incluye la construcción de rondas cortafuegos para prevenir el daño en la regeneración natural del bosque de pino predominante en ese sitio. Simultáneamente, en coordinación con el Instituto de Conservación Forestal (ICF) se hará un trabajo de prevención y eventual combate de incendios en el sector de las comunidades de Mabita y RusRus con el propósito de disminuir el riesgo a los nidos de Guacamaya Roja, que anidan en la sabana de pinos de esta región de la Moskitia hondureña.
En conjunto, estas acciones reflejan el compromiso de las comunidades y organizaciones en Mesoamérica para enfrentar los desafíos climatológicos ante El Niño. La ciencia y la colaboración comunitaria constituyen herramientas fundamentales para afrontar estos desafíos.
Foto: Brigada comunitaria de Cruce La Colorada, encargada del mantenimiento de brechas, prevención y combate a incendios forestales.