La Moskitia también conocida como la Amazonas Centroamericana, es el bosque binacional que ha tenido mayor pérdida de cobertura forestal de Mesoamérica. De acuerdo al análisis de “La Huella Humana” desarrollado por WCS, La Moskitia ha perdido aproximadamente el 30% de su cobertura en los últimos 15 años, debido al acaparamiento ilegal de tierras y a la ganadería extensiva.
En un estudio realizado por el Centro de Estudios Ambientales y Biodiversidad de la Universidad del Valle de Guatemala, en La Moskitia se pueden observar concentraciones de pérdida de cobertura forestal, en donde la deforestación alcanza hasta las 113 hectáreas en los últimos 10 años. Esto se refleja en el cambio del uso del suelo desde el 2000 al 2020.
En Honduras, este bosque abarca principalmente la Reserva del Hombre y la Biósfera del Río Plátano (el área protegida más grande e importante de Honduras y desde 1981 declarada como Patrimonio de la Humanidad y Reserva de la Biosfera por la UNESCO), la Reserva de la Biosfera de Tawahka Asangni y el Parque Nacional Patuca y en Nicaragua, la Reserva Natural Bosawás. Este bosque binacional es hogar de especies icónicas como la Guara Roja (Ara Macao), el Jaguar (Panthera onca) y el Pecarí de labios blancos (Tayassu pecari).
La Moskitia es uno de los bosques que forma parte de la iniciativa de los 5 Grandes Bosques de Mesoamérica. Los otros bosques son: Selva Maya que comparte México, Belice y Guatemala, Indio Maíz-Tortuguero entre Nicaragua y Costa Rica, La Amistad en Costa Rica y Panamá y El Darién en Panamá y Colombia. Actualmente esta iniciativa cuenta con financiamiento del Green Climate Fund (GCF) y de la Unión Europea. Colabora con aliados como Re: Wild, la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques, entre otras organizaciones.
Para llegar a la Moskitia hondureña, es necesario tomar un avión desde Tegucigalpa, la capital de Honduras, hacia Puerto Lempira, cabecera del departamento de Gracias a Dios. Dos grandes ríos fluyen por la zona, el Río Patuca con una longitud de 500 kilómetros y el Río Coco-Segovia con 1123 kilómetros, considerado el más largo de Centroamérica y que comparte límite con Honduras y Nicaragua. Sobre pipantes motorizados es la forma en la que los pobladores se transportan de una comunidad a otra. Durante el trayecto de Wampusirpi a Krausirpi sobre del Río Patuca es posible observar ganado en las orillas que caminan por las tierras ya deforestadas.
Foto: Grupo de pecaríes capturados con cámara trampa en La Moskitia.Foto: La ganadería ilegal es la principal causa de deforestación en La Moskitia.
Además de esta situación, carreteras ilegales se construyen entre Dulce Nombre de Culmí, Wampusirpi y Krausirpi en la Reserva del Río Plátano y la Reserva de la Biosfera de Tawahka Asagni.
Un reportaje realizado por InSight Crime sobre la llamada ‘narco-carretera’ puede ser consultado aquí.
Las comunidades locales y las poblaciones indígenas como los Miskitos, Garífunas, Pech y Tawakhas, se enfrentan también a otras amenazas, como la invasión de colonos y el acaparamiento de tierras. Durante una reunión entre guardarecursos y WCS en La Moskitia, uno de los representantes del Concejo Territorial Bakinasta, Keny Wilson explica que “Cuando llegan a vender su parcela, acaparan más de la cuenta”.
Para Alba Rosa Cruz Carrillo, del Concejo Territorial de Wampusirpi, la amenaza más grande es la deforestación y los impactos del cambio climático. “Hoy se ven cosas que no se veían antes. Todos los animales que se veían aquí emigran porque buscan un lugar donde sobrevivir”, menciona.
Como estrategia para proteger y fortalecer la gobernanza en La Moskitia Hondureña, se inauguró el Puesto de Control Interinstitucional en Diciembre de 2022, instalado en la comunidad de Krausirpe del departamento de Gracias a Dios, y fungirá como centro de monitoreo y capacitación para guardaparques. Fue construido con apoyo del Instituto de Conservación Forestal (ICF), Fuerzas Armadas de Honduras, WCS y la Unión Europea.
Foto: Reunión entre guarda recursos, Concejo Territorial de Wampusirpi y el equipo de WCS.
LA GUARA ROJA: AVE NACIONAL DE HONDURAS EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Desde las primeras horas del día, el vibrante canto de la Guacamaya Roja, conocida como “guara roja” o “Apu Pauni” en Honduras- se escucha todos los días en Mabita, una comunidad ubicada en el corazón de La Moskitia. Los habitantes de esta región se dedican a salvaguardar esta magnífica ave, considerada el Ave Nacional de Honduras y actualmente se encuentra en peligro de extinción.
Foto abajo: Guara en el Centro de Liberación de la comunidad de Mabita, Honduras.
Santiago Lacuth Montoya, uno de los líderes de la comunidad, explica que el monitoreo de los nidos de las guaras es clave para su protección, puesto que la información recolectada les permite registrar la ubicación y cantidad de nidos, así como la presencia y salud de los polluelos, entre otros datos. “Si el polluelo está grave o desnutrido, lo tomamos para el Centro de Liberación, donde aseguramos su recuperación para que puedan volar, frenar o escapar de los peligros del bosque”, comparte.
Los guarda recursos que monitorean los nidos ubicados en las cavidades de los árboles de pino (Pinus caribea), están capacitados para escalar alturas que pueden llegar hasta los 40 metros, por lo que se requiere destreza técnica y el uso de espolones de hierro y bandas que son sujetadas alrededor de la cintura y diámetro del árbol.
La conservación y protección de la guara roja depende del esfuerzo colectivo, como lo explica Caren Lacoth Miranda, también originaria de Mabita. Junto con sus tías y primas, Caren prepara alimentos para estas aves, participa en capacitaciones para su cuidado, y realiza patrullajes e instalan cámaras trampa para monitoreo de biodiversidad. “Es bonito regresar a donde uno nació y aplicar los conocimientos y nada mejor que con mi familia”.
Fotos: Santiago Lacuth Montoya y su equipo de monitoreo escalan árboles de pino para revisar los nidos con el uso de espolones de hierro.
Fotos: Luis Paguada, técnico terrestre de WCS Honduras-Nicaragua y Caren Lacoth Miranda.
SMART, UNA HERRAMIENTA DIGITAL PARA PROTEGER LOS BOSQUES
El trabajo que realiza la comunidad de Mabita es acompañado por organizaciones socias como la Fundación para la Investigación y Conservación de los Ecosistemas y la Biodiversidad (INCEBIO), One Earth Conservation, Instituto de Conservación Forestal (ICF) y Wildlife Conservation Society (WCS). Actualmente desarrollan proyectos relacionados a la producción de cacao, restauración de suelos y capacitación de guarda recursos para el uso de la herramienta SMART, una aplicación móvil que permite recolectar, medir y evaluar datos de patrullajes y biodiversidad.
Bianca Padilla Arias, especialista en entrenamiento SMART del programa de WCS Honduras-Nicaragua, señala que a partir de 2022,más de 70 guarda recursos de diversos grupos indígenas han recibido capacitación. Estos incluyen a los pueblos indígenas Miskito, Pech y Nahuas, así como a guarda recursos y personal técnico del Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal de Áreas Protegidas y Vida Silvestre (ICF). Principalmente realizan patrullajes en la Reserva de Biosfera Río Plátano. En 2021, el ICF integró oficialmente el uso de SMART como herramienta de monitoreo y patrullaje en las áreas protegidas de Honduras, lo que permite la identificación de amenazas como la tala, la invasión de propiedades, incendios forestales, tráfico de vida silvestre y más.
El uso de esta herramienta actualmente ya es implementado a diferentes escalas en la Selva Maya de Guatemala, Belice, y México, en la Moskitia hondureña y nicaragüense, en La Amistad, Costa Rica por Guardianes de la Biodiversidad de San Jerónimo y en el Valle Mamoní en Panamá. En este último con guarda recursos que forman parte de la Iniciativa Diammayala liderada por comunidades locales y la organización socia Geoversity. Se espera que próximamente su uso se extienda aún más en todos los 5 Grandes Bosques de Mesoamérica.
EL CACAO COMO OPORTUNIDAD DE RESTAURACIÓN DE SUELO Y ECONOMÍA RURAL
En la Moskitia de Honduras y Nicaragua, el cacao representa una oportunidad para proteger la tierra, fortalecer la economía de la región y mejorar la seguridad alimentaria. Al respecto, Marlon Josué Foster, consultor de WCS en Honduras asegura que el cacao que ofrece la Moskitia es de calidad. Esto es porque los productores no usan químicos en sus parcelas y se llevan a cabo cuidados especializados para realizar injertos y manejo de enfermedades como la monilia y la mazorca negra.
Uno de los productores, José Águila Fite, de origen catalán, desde hace más de 20 años vive en Wampusirpi. Con ayuda de un grupo de 60 mujeres, elaboran productos derivados del cacao, como chocolate con leche y azúcar y cacao tostado naturalmente. Comenta que debido a la complejidad de la movilidad en la Moskitia, únicamente comercializan en Puerto Lempira. Resalta que los beneficios ambientales que aporta el cacao dependen estrechamente de los cultivos que se plantan a los alrededores y del manejo de estos.
En una primera fase a partir del 2022, se han establecido un total de 45 viveros familiares de cacao, cuyas plántulas serán sembradas en 38 hectáreas bajo la modalidad de sistemas agroforestales, que integra diversidad de plantas para optimizar rendimientos y mejorar la producción.
Foto: Parcela de cacao instalada en la comunidad de Wampusirpi, Honduras.
Fotos y textos por Claudia Novelo Alpuche. Fotografías de cámaras trampa por WCS y aliados. Mapas por Marco Martínez. Las opiniones expresadas en este producto informativo son responsabilidad de su(s) autor(es), y el GCF no puede ser considerado responsable por cualquier uso que se haga de la información contenida en él.