NEW YORK (July 25, 2017) – Central America’s largest remaining forests are disappearing at a precipitous rate due to illegal cattle ranching, oil palm plantations, and other human-related activities, all of which are putting local communities and the region’s wildlife species at high risk.
A new comprehensive study by WCS (Wildlife Conservation Society) titled the “Human Footprint and Cow’s Hoofprint Analysis” was presented this month for validation and analysis by indigenous groups, protected area agencies, and civil society organizations from nine countries. This spurred the development of a joint commitment known as “The Petén Declaration.” Signed by 25 of the attending organizations, the declaration recognizes the causes of forest loss and commits to concrete actions to address them.
One of the most alarming discoveries made by the study’s research team is that the three largest remaining forest blocks in Central America have been reduced in size by more than 23 percent in the past 15 years.
The study was conducted by WCS in partnership with the U.S. Fish and Wildlife Service and the Organization of American States to understand and protect Mesoamerica’s last great forests. Data for the analysis was collected using satellite imagery, census data on people and cattle/agriculture, publications, interviews, and via a megaflyover expedition: an ambitious plane-based survey across the region’s largest forests.
“The disappearance of huge swaths of forests over such a short time period has grave implications for the indigenous peoples in the region and the natural resources on which they depend,” said Victor Hugo Ramos, Monitoring and Evaluation Specialist for the WCS Mesoamerica program.
The rate of deforestation in Central America also threatens the survival of iconic species including jaguars, tapirs, and scarlet macaws. The white-lipped peccary, an important keystone species for the forests of Central America, is so threatened it may soon become extinct in the region. Traveling in large herds in search of fruit and other food in large forest tracts, white-lipped peccaries serve as both an indicator of forest health and connectivity and a crucial prey species for jaguars. The white-lipped peccary has been extirpated from 87 percent of its historical range in Mesoamerica, and is now only found in a few of the region’s largest remaining forests.
Large-scale illegal cattle ranching, much of it taking place within protected areas and indigenous territories, has been determined to be the principal cause of deforestation. This illegal activity is sometimes connected to drug trafficking and money laundering.
“We, the indigenous people, are the guardians of the Mesoamerican biospheres who have cared for and protected them for thousands of years,” said Taymond Robins of the Nacion Mayangna, an indigenous nation managing 1 million hectares in Nicaragua. “We will continue to fight against the injustice of invasion of indigenous lands and territories by colonists, who are decimating natural resources for cattle ranching, timber extraction, and exploration and exploitation of resources for companies and projects that greatly affect the life cycle of biodiversity in Mesoamerica.”
The expansion of oil palm plantations has also contributed to deforestation in the region by displacing people and cattle into protected areas. The areas under the greatest threat include the Moskitia region within Honduras and Nicaragua and the Maya Forest landscape in Guatemala, Mexico, and Belize.
“Considering the threats in our territory, we face great challenges in the governance and protection of natural resources,” said Angel Matute, deputy director of the Honduran park service, ICF (Instituto Nacional de Conservaciòn y Desarrollo Forestal, Areas Protegidas y Vida Silvestre). “ICF is committed to working hand in hand with indigenous peoples in recognition of their ancestral rights for the management and conservation of the Honduran Moskitia.”
The Petén Declaration includes a commitment to five concrete actions to recover the region’s forests: 1) supporting local forests and indigenous communities to obtain land management 2) strengthening the conservation of protected areas 3) supporting the prosecution of environmental crimes 4) focusing on illegal livestock as the main driver of deforestation and 5) protecting environmental champions who risk their lives to protect Mesoamerica’s largest forests.
“Indigenous leaders, community land managers, and park rangers are putting their lives on the line every day to protect Mesoamerica’s forests and the services they provide for all of humanity,” said Dr. Jeremy Radachowsky, WCS Regional Director for Mesoamerica and Western Caribbean. “This declaration represents a plea for help. We owe it to them to take this declaration seriously, and seek the financial, political, and technical support necessary to implement these five actions”
“Although Central America’s forests and wildlife are under severe threat, we remain hopeful they can be conserved to ensure the survival of wildlife and to provide sustainable livelihoods for people living in these areas,” said Ani Cuevas, Central America Program Officer for the U.S. Fish and Wildlife Service. “It’s essential that conservation solutions are chosen and implemented by Central American leaders, and we look forward to continuing to support these important endeavors.”
Spanish Version:
La rápida destrucción de bosques en Centroamérica amenaza a las comunidades y fauna locales
NUEVA YORK (Julio de 25, 2017) – Los bosques más grandes de Centroamérica están desapareciendo a una velocidad precipitada debido a la ganadería ilegal, las plantaciones de aceite de palma, y otras actividades humanas, todas los cuales están poniendo a las comunidades locales y las especies de fauna silvestre de la región en alto riesgo.
Un nuevo estudio realizado por Wildlife Conservation Society (WCS), titulado "La Huella Humana y el Impacto de la Ganadería", fue presentado este mes a grupos indígenas, agencias de áreas protegidas y organizaciones de la sociedad civil de nueve países para su validación y evaluación. Esto impulsó el desarrollo de un compromiso conjunto denominado "La Declaración de Petén". Firmada por 25 de las organizaciones participantes, la declaración reconoce las causas de la pérdida de bosques y se compromete a acciones concretas para abordarlas.
Uno de los descubrimientos más alarmantes del estudio es que los tres bloques forestales restantes más grandes de Centroamérica se han visto reducidos en más de un 23 por ciento en los últimos 15 años.
El estudio fue realizado por WCS en asociación con el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos con el objetivo de comprender y proteger los grandes bosques restantes en Mesoamérica. Los datos para el análisis fueron recogidos utilizando imágenes de satélite, datos de censos poblacionales y agropecuarios, publicaciones, entrevistas, y por medio de un Gran Vuelo Sobre Centroamérica (“Central American Megaflyover”): un ambicioso estudio hecho en avión a través de los bosques más grandes de la región.
"La desaparición de enormes franjas de bosques en un período de tiempo tan corto tiene graves implicaciones para los pueblos indígenas de la región y los recursos naturales de los que dependen", dijo Víctor Hugo Ramos, Especialista en Monitoreo y Evaluación del programa de Mesoamérica de WCS.
La tasa de deforestación en Centroamérica también amenaza la supervivencia de especies icónicas, incluyendo jaguares, tapires y guacamayas rojas. El pecarí de labios blancos, una especie clave para los bosques de Centroamérica, está tan amenazado que pronto podría extinguirse en la región. Su área de distribución histórica en Mesoamérica se ha reducido en más del 87 por ciento, y ahora sólo se encuentra en algunos de los bosques restantes más grandes de la región.
A través del estudio, se ha determinado que la principal causa de deforestación es la ganadería ilegal de gran escala, la cual se lleva a cabo en su mayoría dentro de áreas protegidas y territorios indígenas. En algunas ocasiones, esta actividad ilegal está vinculada al tráfico de drogas y el lavado de dinero.
"Nosotros, los indígenas, somos los guardianes de las biosferas mesoamericanas; somos quienes las han cuidado y protegido durante miles de años", dijo Taymond Robins de la Nación Mayangna, una nación indígena que maneja un millón de hectáreas en Nicaragua y Honduras. "Continuaremos luchando contra la injusticia de la invasión de tierras y territorios indígenas por colonos, que están diezmando los recursos naturales para la ganadería, la extracción maderera y la exploración y explotación de recursos para empresas y proyectos que afectan en gran medida el ciclo biológico de la biodiversidad de Mesoamérica".
La expansión de las plantaciones de aceite de palma también ha contribuido a la deforestación en la región al desplazar a personas y ganado hacia áreas protegidas. Las áreas más amenazadas incluyen la región de la Moskitia en Honduras y Nicaragua y el paisaje de la Selva Maya en Guatemala, México y Belice.
"Teniendo en cuenta las amenazas que hay en nuestro territorio, nos enfrentamos a grandes retos en cuanto a la gobernanza y protección de los recursos naturales", expresó el Ing. Ángel Matute, Subdirector Ejecutivo del ICF (Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre). "El ICF está comprometido a trabajar en conjunto con los pueblos indígenas, en reconocimiento de sus derechos ancestrales, para el manejo y conservación de la Moskitia hondureña".
La Declaración de Petén incluye el compromiso de impulsar cinco acciones concretas para recuperar los bosques de la región: 1) apoyar a los gobiernos indígenas y organizaciones forestales comunitarias en el fortalecimiento de sus derechos de participación, acceso, y tenencia, así como en el financiamiento y el manejo sostenible de los bosques; 2) fortalecer la conservación de las áreas protegidas; 3) apoyar los procesos de aplicación de la justicia para los delitos ambientales y los delitos en contra de los defensores del ambiente; 4) priorizar acciones para reducir la ganadería ilegal que es el eje y la causa principal de la deforestación, y que en algunos casos se encuentra asociada a estructuras criminales; 5) proteger a todas aquellas personas y líderes defensores del ambiente, incluyendo comunitarios, indígenas, funcionarios del gobierno, miembros de organizaciones de sociedad civil, y de organizaciones internacionales que arriesgan sus vidas para la protección de los bosques y las áreas protegidas de Mesoamérica.
“Los líderes indígenas, los administradores de tierras comunales y los guarda parques arriesgan sus vidas todos los días para proteger los bosques de Mesoamérica y los servicios que estos proporcionan a toda la humanidad", dijo el Dr. Jeremy Radachowsky, Director Regional del programa de Mesoamérica y el Caribe Occidental de WCS. "Esta declaración representa una súplica de ayuda. Tenemos el deber a ellos de tomarnos esta declaración seriamente y buscar el apoyo financiero, político y técnico necesario para implementar estas cinco acciones".
"Aunque los bosques y la vida silvestre de Centroamérica están bajo grave amenaza, tenemos la esperanza de que puedan ser conservados para asegurar la supervivencia de la vida silvestre y proporcionar medios de vida sostenibles para las personas que viven en estas áreas", dijo Ani Cuevas, Oficial para Centroamérica del Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. "Es esencial que las medidas de conservación sean escogidas e implementadas por los líderes centroamericanos, y esperamos continuar apoyando estos importantes esfuerzos".
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